FICHA TÉCNICA



Título obra La venganza de Don Mendo

Autoría Pedro Muñoz Seca

Notas de autoría Roberto Espriu / adaptación a comedia musical

Dirección Roberto Sen

Elenco Roberto Sen, Rocío Gil, Carmen Sagredo, Sally Quiroz,

Escenografía Gustavo Castro

Vestuario Blanca Romero

Espacios teatrales Teatro Isabela Corona




Cómo citar Rabell, Malkah. "La venganza de Don Mendo de Muñoz Seca". El Día, 1990. Reseña Histórica del Teatro en México 2.0-2.1. Sistema de información de la crítica teatral, <criticateatral2021.org>



TRANSCRIPCIÓN CON FORMATO

imagen facsimilar

El Día

Columna Se alza el telón

La venganza de Don Mendo de Muñoz Seca

Malkah Rabell

Llama la atención que precisamente un grupo de teatristas mexicanos sacara del olvido a un autor español como Pedro Muñoz Seca, el inventor –si puede llamársele así– de la "astracanada", género que hoy ya nadie emplea. En su Historia del teatro español, Charles V. Aubrun anota: "Pedro Muñoz Seca (1881-1936) tuvo por lo menos el mérito de renunciar a toda pretensión literaria. Su lenguaje dramático, extremadamente ágil y rico en juego de palabras, se halla construido con situaciones localmente incongruentes. En la historia del teatro se le toma en consideración por haber desmantelado la tragedia en su parodia: La venganza de Don Mendo (1918) y desinflado la vanguardia en su Los extremos se tocan. Sus breves caricaturas cómicas reciben el nombre de astracanadas".

No obstante la puesta en escena de La venganza de Don Mendo, nada tiene de breve. Adaptada a comedia musical por Roberto Espíritu tiene sus buenas dos horas de duración, que se hacen un poco largas. Representada en el hermoso teatro "Isabela Corona", no cuenta con un público numeroso, y el domingo en la tarde cuando asistí a su representación, en el escenario se encontraban más personas que espectadores en la sala. Por cierto el montaje de Don Mendo cuenta con un numeroso reparto, lo que en la actual época de crisis es más bien raro. No todos los actores son jóvenes, algunos poseen tablas y son egresados de la Escuela Dramática del INBA. Pero para algunos espectadores, ya público, ya críticos, el espectáculo se les hace "horrendo", porque no tienen la menor idea quien es Muñoz Seca, y no toman la representación por lo que es: una caricatura cómica, una parodia de las tragedias románticas, con su escenario cubierto de cadáveres de la última escena y su enloquecedora versificación, que hasta a menudo se hace infantil.

Desde luego el género ya es muy envejecido y se hace excesivamente primitivo. Los actores a su vez no son de comedia, especializados en la comicidad. El tono general de la comedia se levanta bastante cuando aparece en escena, en el papel de Don Mendo, Roberto Sen. El espectador siente de repente que en el escenario apareció un actor de carne y hueso, aunque tampoco él tiene vis cómica que le venga por naturaleza, más bien la busca en las exageraciones interpretativas. Algunas veces se sospecha que exagera tanto para salvar el conjunto. De este último sólo se salvan para mi gusto Rocío Gil, como la mora Azofaifa, enamorada de Don Mendo, en esa parodia situada en el siglo XII en la España ocupada por los moros. También Carmen Sagredo, como la dama de compañía de Magdalena, interpretada esta última por Sally Quiroz que no convence. Tenemos la impresión de que el papel de Magdalena, la mujer de quien Don Meno está locamente enamorado, le queda ancho.

La música de Roberto Espriu es alegre, popular y se nos hace que ya la conocíamos, que ya la hemos oído. Las mejores escenas, las locamente cómicas son las musicales; la escenografía de Gustavo Castro es muy modesta, pero resulta funcional. El vestuario de Blanca Romero presenta excesivos colorinches, que dan un tono de mal gusto, sobre todo a las bailarinas moras. En cuanto a la dirección de Roberto Sen, se centra más que nada en el personaje de Don Mendo, es decir en su propia interpretación de la figura central. Más, ser el protagonista principal y a la vez manejar 24 intérpretes en el escenario no es nada fácil. Pese a ello el director supo darle a la obra un ritmo rápido, ágil y jocoso. Roberto Sen no descubrió a Muñoz Seca, éste ya fue famoso en su época y hasta se puede decir que la moda de las astracanadas hicieron bastante daño a la escena española.Pero Roberto Sen y su grupo sacaron del olvido, muy justificado, a un autor que la generación actual desconoce. Y siempre es bueno conocer a nuestros abuelos, a nuestros antepasados.